Quería regresar a Europa, pero deseaba conocer otros lugares; ya había ido a España en varias ocasiones, así como a Francia, Italia, Alemania o Suiza. Deseaba sitios menos turísticos. O por lo menos no los típicos cuando se piensa en ir a Europa.
En la lista tenía a Croacia y Eslovenia que en alguna ocasión los había incluido porque me interesaron. Por ese entonces, yo estaba muy enfocada en ir a Asia y a África así que nos fuimos a Vietnam, Indonesia y Marruecos. Fueron destinos que amamos muchísimo y que recomiendo con los ojos cerrados.
Sin embargo, la comezón por hacer el Eurotrip por mi cuenta como en 1998, fue cada vez más intensa y planearlo enteramente se convirtió en un objetivo real cuando le puse fecha. Desde 2022, justo antes de irnos a Colombia, señalamos junio de 2024.
Con la decisión tomada, saqué la famosa listita y ahí estaban Croacia y Eslovenia pacientes. Esperando. Sabía que quería visitar el Lago de Bled, Liubliana, los lagos de Plitvice y Dubrovnik.
Puse manos a la obra y con mapa a la vista me dispuse a ver qué estaba cerca de estos países. Y así se unieron Hungría, República Checa y Polonia al norte. Por un lado, a Budapest había ido en mi primer viaje en 1994. Mientras que a Praga hacía 26 años y me había encantado. De Polonia deseaba ir al campo de concentración de Auschwitz. Y el último en integrarse fue Montenegro al sur de Croacia.
En la posible elección estuvieron contemplados Austria, Eslovaquia y Rumanía. Pero con el tiempo fueron eliminados por distancias, trayectos, falta de tiempo o por no repetir.
Me gusta armarlos desde cero. Irlos construyendo. Me siento como una escultora que crea pieza por pieza cuidadosamente. Esta etapa la disfruto mucho porque la imagino, la visualizo y la vivo como una realidad posible. Me apasiona la planeación. Porque cada lugar va creciendo por sí mismo al descubrir más. Polonia pasó de ser sólo un campo de concentración a un país con mucha magia, historia, resiliencia, leyendas, tradiciones, dolor y reconstrucción. Ya no sólo es Auschwitz, es una gran nación donde se quedó mi corazón. Me enamoré.
Anotar, leer sobre el destino, ver videos de viajeros, descubrir museos, parques, actividades es emocionante.
Una vez que el esqueleto estuvo completo, me dispuse a buscar a conciencia las actividades a realizar en cada ciudad y el tiempo de estancia en cada uno de ellos para adecuarlo a mis días disponibles de viaje. Más investigación. Tomar notas. Después de algunos meses, de quitar recorridos, poner tours, cambiar atracciones, considerar distancias, volver a incluir actividades, quedó terminado. El plan en papel finalizó en septiembre de 2023.
Qué satisfacción verlo completo. Qué nostalgia siento ahora que por entonces sólo imaginaba la impresión de estar en la caverna de Postojna con ese frío que me congeló. La sorpresa de ver Varsovia por primera vez. El nudo en la garganta cuando volví a Praga. Enfrentar que la memoria es tan frágil que casi no recordé nada de Budapest y pareciera mi primera vez. Český Krumlov fue el cuento del que imaginé romances y batallas inolvidables. Los dragones de Liubliana acechando. Los gatos de Kotor dueños de todo, contoneándose en las callejuelas. Ver al farolero en acción en Breslavia.
Hasta ese momento todo fue imaginar y soñar. Ahora son recuerdos donde lo vivido fue mejor de lo que anhelaba. Tengo un corazón cargado de realidades, impresiones, olores, sorpresas, momentos entrañables, risas y de un montón de piezas que forman el todo de este viaje que empezó una tarde en papel.
¿Adónde sueñas con ir? Imagínalo y escríbelo, justo ahí sentirás que de alguna manera se comienza a hacer realidad.
Gabriela Casas